8 jun 2010

Más valor que sentido


Ahora es cuando tú resbalas y caes.
Cuando yo estoy en la cima por tí, y cuando pienso comerme el mundo. Es una sensación un tanto exatraña, inexplorada.
Tal vez es como cuando te subías en una silla y sí, llegabas a coger el bote de Cola Cao que tu madre escondía, y cogías una cuchara y te la metías en la boca, aún a sabiendas de que ibas a toser y a esparcirlo todo por la cocina.
O como cuando jugabas a "Rey-Reina, cuántos años viviré, soy pequeñita y no lo sé" a la comba, y eras la que más aguantaba. En esos momentos te sentiás genial.
Ahora salgo a la calle con un ritmo de pasos marcado, mis piernas decididas, mi mirada fija y mi melena al viento.
Miro hacia abajo, y ahí está, esa persona que nunca me apoyó, que nunca creyó en mí, nunca dió nada por mí.
Sí, ríete, porque ahora tú estas ahí, consumiéndote como una puta colilla en los labios de algun borracho en un bar de putas, y yo aquí, delante de tí, sin nada a lo que temer y nada por lo que llorar.
Aun sabiendo esto...¿de verdad crees que ser así te salva?
Vencí mis miedos.
Olvidé los llantos en aquella esquina, y mis recuerdos unidos a tí, también.
Olvídate de mí, deja de creerte superior.
Yo he recapacitado, aun estaba a tiempo, y ¿qué?, que lo conseguí.
Te vencí.

2 comentarios: