20 may 2010

Segundos

Ya es la hora. Me acerco al reloj de la plaza, y cuento los segundos como si fueran los botones de mi camisa.
La luna brilla en el cielo como una sonrisa en la boca de un niño. Mis pies titubean, no saben si avanzar o dar media vuelta.En cambio yo, tengo muy claro lo que quiero.
Te quiero a tí.
Doy media vuelta, y me encuentro con unos brazos que me abrazan y una mirada cálida que ya conozco. Sonrío y te abrazo.
Vuelvo a mirar el reloj, pero esta vez no cuento los segundos; ya no me importa ni el tiempo ni el lugar.
Ahora solo me importas tú.

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