26 may 2010

Inexplicable


















Como la sonrisa de aquel niño, que cautivó el corazón del mundo.
Que creó nuevas sensaciones, que abrió las puertas de un mundo diferente.
Pensando que, a pesar de las diferencias, todo puede cambiar. Por muy mala que sea su vida, siempre habrá algo por lo que sonreir.
Y es esa ayuda que debemos dar, de ellos deberíamos aprender. Ellos, que sonrien a pesar de tener pocos o nulos motivos, ellos que no tienen nada.
Y aquí estamos nosotros, quejándonos como inútiles, diciendo: buf, no me podría ir peor.
Pues sí, siempre puede ir a peor, y sin embargo, ahí estamos otra vez, llorando y quejándonos.
Somos inútiles.
No tenemos cabeza.
Cuando a alguien se le ocurra pensar un poquito en ellos, ya estará todo perdido.
Porque nosotros tendremos muchas oportunidades de salir adelante.
Porque no deberíamos quejarnos, ni pensar que no somos afortunados.

No hay comentarios:

Publicar un comentario