Me encantó que me desvelaras todos los secretos que esconden tus tímidos ojos.
Me encantó cuando supiste quitarme la vergüenza tan solo rozándome con las llamas de tus dedos.
Ahora que sé que detrás de lo que tu mirada escondía tan solo hay cariño, no tengo miedo a perder la razón durante una noche, bailando y cantando bajo la lluvia.
Porque tu pelo alborotado hace que mis sentidos se muestren alerta cuando tan solo pasas por mi lado.
Porque me encanta cuando me miras de reojo mientras bebo una taza de café en el balcón, con las vistas más perfectas que jamás se han conocido.
Cuando vienes, y me abrazas lentamente, haciéndome temblar, haciéndome sentir tan frágil como una muñeca de porcelana, y sintiendo que tú eres aquel papel de burbujítas que me envuelve y hace que nada me pueda dañar.
Me encantó soñar con un día que jamás existió.
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